NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 22)

Capítulo 22

Preparación del nido

Yaman observaba cómo Seher paseaba por el jardín junto a Yusuf. Ella era increíble, casi no entendía como podía caminar con su gran barriguita. Esa misma mañana le pidió ayuda de nuevo para ponerse los zapatos porque no se veía los pies…sabía que estaba cansada. Los primeros meses del embarazo dormía muchísimo pero en los últimos días apenas si lo hacía. No conseguía encontrar una postura cómoda en la cama y se movía sin parar. Él se sentía totalmente impotente ya que sólo podía mirarla y masajearle pies y espalda. Ella le decía que con eso era suficiente…no lo era pero no podía hacer más. 

En cualquier momento ella se pondría de parto…Tragó saliva y controló su respiración. Ese momento le daba pánico pero lo guardaba para si mismo. En cualquier caso lo tenía todo controlado y llegado el momento todo sería perfecto. Había reservado habitación en la clínica de maternidad más prestigiosa de Estambul y tardarían en llegar exactamente dieciocho minutos…lo había comprobado.

Mientras seguía su vigilancia sobre los seres más importantes de su vida. Retomó el trabajo en su tablet cuando recibió un mensaje en el móvil.

Aksak: ¿Cómo va todo?

Yaman: Todo bien…¿Cuándo me darás esas pruebas?

Aksak: Falta muy poco…lo prometo. No pierdas de vista a tu mujer, si confirmo mi información, el peligro esta muy cerca.

Yaman: Ok…pero te aviso de que mi paciencia no es infinita…

Aksak: Lo sé…cuida de ella.

Yaman miró el móvil enojado, no necesitaba que nadie le dijese cómo cuidar de su mujer. A los pocos días de que Aksak le  mandase el primer mensaje, lo volvió a contactar. Quería quedar para hablar en persona y él accedió. Yaman se dio cuenta, no sin sorpresa, de que quizás el tiempo transcurrido desde la muerte de su hermano había hecho que su ira menguara…o quizás había sido la influencia de su esposa que le decía que primero escuchase ya que siempre había tiempo para enfadarse después si no te convencía lo que te decían.

Tres años atrás su dolor por la perdida de su hermano y la traición de su mejor amigo, casi su hermano, lo habían cegado. Sin embargo ahora con todo lo sucedido se había dado cuenta de que había algo más…Había una mano negra que intentó destruir su felicidad y a su esposa…¿y si a su hermano le había sucedido eso? Encontró ciertas similitudes en la historia de su hermano y en la suya…Y luego estaban las cartas…eran falsas y  al serlo también exculpaban a su cuñada de las sospechas que en su momento recayeron sobre ella. Un nudo se apretó en su pecho…si Kevser no había traicionado a su hermano él  había sido muy injusto con ella…y ahora estaba muerta. Zuhal se negaba a hablar y había sido imposible relacionarla con el resto del dossier sólo con la compra de las joyas.

En su reunión con Aksak éste le había dicho que estaba muy cerca de la verdad y que tan pronto tuviese esas pruebas se lo contaría todo. Volvió a repetir lo que juró y perjuró tres años atrás que él era inocente y después le dijo algo que lo congeló por dentro. Le contó el casi atropello de su mujer aquel día y lo absolutamente seguro que estaba de que había sido intencionado. 

Yaman desde aquel día extremó la precauciones, contó la situación únicamente a Cenger y comenzó su labor de protección. Trabajaba desde casa y no se separaba ni un minuto de su mujer desde que habló con Aksak. Seher había protestado enérgicamente por tanta sobre protección, su pobre esposa no entendía nada…y él no podía contárselo…todavía no. Le había prometido que cuando naciera el bebé él le contaría todo y pensaba cumplirlo. Pero ahora mismo su salud era la prioridad.

La voz de su esposa lo sacó de sus cavilaciones.

- Cariño…quiero subir…por favor.

El tono en que lo dijo era de resignación, recordaba el día en que la informó de que nada de subir o bajar escaleras ella sola. Que debería llamar a Cenger o a él  mismo siempre. Ella lo miró con cara de “este hombre se ha vuelto loco”, pero al final accedió al ver la preocupación en su cara. Su esposa lo protegía con ferocidad incluso sobre sus propias preferencias y él la amaba más si cabe por ello…y porque ya… un mundo sin ella no tenía sentido.

- Voy espérame.

Cuando bajó las escaleras y llegó junto a ella la miro con amor y le dijo.

- Hoy pareces una fresa. – Seher iba vestida de rojo.

- Más bien un fresón querrás decir…- le dijo frotándose la barriga.

- Uhhh mucho mejor…me encantan…y bien podría devorarte.- acompañó su replica con un beso y un mordisco juguetón en el cuello de su mujer.

Seher no pudo evitar tomar su cara y devolverle el beso, este Yaman bromista y tierno era muy distinto al hombre que había sido y se sentía la mujer más afortunada del mundo.

- Si tienes tiempo quiero bajar al trastero, allí quedan algunas cosas de bebé de Yusuf y quiero usarlas para Halil.

- Está  bien vamos.

Seher estaba volcada de lleno en lo que el libro de maternidad, que leía a escondidas de ella, denominaba “preparación del nido”. Todo en la mansión de un tiempo a esta parte parecía estar sucio o mal organizado y ella no paraba quieta un instante. Gracias a Dios que tenían a Adalet y Nesliham para las tareas más pesadas porque él no iba a dejar que ella las hiciera. Éstas apoyaban a su mujer y estaban de acuerdo con todas sus instrucciones y el frenesí de limpieza. Él por su parte daba gracias a Dios por el libro “Todo sobre el embarazo y nacimiento", porque de otra manera no hubiese entendido nada de nada…aunque aun casi se desmaya en el capitulo del proceso del parto.

Cogidos de la mano fueron hasta el trastero donde su mujer se puso a seleccionar artículos de una enorme caja. De repente las luces se apagaron y todo quedó sumido en la más absoluta oscuridad. Yaman consciente de que a su esposa le aterrorizaba la oscuridad se apresuró a sacar el móvil para encender la linterna y fue junto a ella.

- Tranquila cariño estoy aquí.- Le dijo iluminándola con la linterna. – Salgamos de aquí han debido de saltar los fusibles.

Se dio la vuelta con Seher de la mano y cuando llegaron a la puerta esta estaba cerrada y atrancada. Yaman no podía creer lo que veía, esto no era casual,  era imposible que esta puerta se hubiese cerrado sola. En este instante se convenció de las palabras de Aksak, alguien de la mansión quería hacerle daño a su esposa y éste no era el primer intento ni mucho menos.

Absorto en su descubrimiento tardó en reaccionar a los pequeños tirones que su esposa daba a su mano. Yaman se volvió hacia ella y vio en su rostro el miedo. 

- No pasa nada cariño – la confortó- Tenemos la luz del móvil y como sabes en unas horas en el peor de los casos alguien pasará por aquí como la otra vez…¿De acuerdo? Pronto estaremos fuera además estoy contigo…

- No es eso….- lo interrumpió ella.- He roto aguas….

Yaman iluminó los pies de su mujer y contempló aterrorizado el charco de agua que se había formado alrededor de sus pies.