NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 6)

 

Capítulo 6 

La galerna 

La atmósfera en la habitación  se había calmado…o así se lo pareció a Seher. No sabía bien si era la calma que llega después de la tormenta o sólo la brisa que precede a una galerna. Yaman parecía haberse quedado dormido, en ese momento estaba tumbado boca arriba y su respiración era suave y acompasada. Seher se giró hacia él para poder mirarlo a gusto. Sólo cuando él dormía ella se permitía ese placer. Contempló sus duros rasgos, memorizando cada línea, cada peca y cada detalle. No sabía que estar enamorada te creaba este impulso de querer saber todo sobre él y ahora ella también conocía su sabor…

Todavía trataba de asimilar lo que había sentido con sus besos, como estos habían despertado zonas de su cuerpo que ella no sabía que estaban dormidas. Empezó a acalorarse otra vez con el recuerdo de esas sensaciones, trato de calmarse pero el hecho de todavía tener su sabor en los labios no era una gran ayuda. Lo deseaba más de lo que había deseado nada en su vida , sin importar las consecuencias, pero tenía miedo…mucho miedo. Seher se repitió a si misma * Él te odia por amor de Dios, olvida lo que sientes. Tienes que encontrar la forma de resistirte. Tienes que vivir con él por Yusuf, no puedes dejar que te rompa lo poco que te queda de un corazón que ya esta quebrado en mil pedazos*. Seher se repitió esto una y otra vez, era la voz de la razón, sin embargo cada uno de los mil pedazos rotos de su obstinado corazón siguieron susurrando …- ¿y si él quizás te ama un poco?¿no sería suficiente? Y con esta lucha de razón y corazón Seher se quedó dormida.

Yaman mantuvo los ojos cerrados, lo que agudizaba sus otros sentidos. Su olor lo volvía loco pero lo podía manejar, ya tenía práctica. Sintió como lo miraba, no sabía cómo lo sabía, pero ella lo estaba mirando con fijeza y notó arder todo su cuerpo, además podía oír su respiración,  como tragaba saliva y hasta el más mínimo movimiento que ella hacía, pensó *Señor ella esta tan cerca y a la vez tan lejos…¿ me acabaré volviendo loco?*.

Ella lo miró lo que le pareció una eternidad y de repente notó como su respiración cambió y supo que se había quedado dormida. Sólo entonces se permitió abrir los ojos y mirarla. Se arrepintió al momento…ella estaba tumbada de lado mirando hacia él. Era como un ángel con la cara serena rodeada de sus sedosos rizos castaños, y él casi se sintió culpable por todas las cosas que deseaba hacerle a ese ángel en ese mismo instante. 

Cada vez le costaba más tener presentes todas sus mentiras, con su comportamiento parecía contradecir sus maquiavélicos planes …eso lo sacaba de quicio…cada mirada, cada roce, como se había entregado a sus besos…Él siempre había confiado en sus instintos pero con ella sentía que su brújula se había roto. Las evidencias en su contra eran abrumadoras y tangibles ¿como no creer en lo que tenía frente a sus narices?, su razón le decía, -esto es lo que hay asúmelo, y sin embargo su corazón ese musculo que para él sólo se limitaba a bombear sangre de repente le exigió, -¡dale una última oportunidad!, total, ¿Qué más daño puede hacer?. 

Sin embargo él sabía que sí podía hacer más daño,  porque sólo el hecho de que él pudiese escuchar a su corazón significaba que aun tenía algo de esperanza y la posibilidad de perderla…lo aterraba  más de lo que podía  reconocer. En ese instante Seher suspiró  cambio de postura y apoyó la mano en su pecho justo sobre su corazón… y éste le gritó – ¡cobarde!...Yaman colocó su mano sobre la de ella que continuaba dormida y se decidió…volvería a revisar las evidencias…y con este pensamiento se durmió sintiendo el alma más ligera de lo que la había sentido en días.

Apenas estaba amaneciendo  cuando Yaman se despertó, y se despertó en todos los sentidos…Seher no se había mantenido en su lado de la  cama…más bien lo había convertido a él en su cama. Estaba tumbada sobre su pecho, su cara recostada sobre su corazón, con el brazo lo rodeaba a la altura de su cintura  y tenia una pierna metida entre la suyas. Parecía como si lo abrazase con todo su cuerpo. Él a su vez, sin haber sido consciente de ello, había pasado su brazo por debajo de ella para acercarla más a él.

En ese momento Yaman, como si fuese lo más normal del mundo y lo llevase haciendo todos los días de su vida, rodeó a Seher con su otro brazo para apretarla contra él y tenerla aun más cerca. Ella adaptó su postura todavía dormida para quedar enfrentados en un intimo abrazo y dejo escapar un pequeño suspiro de satisfacción.

Este pequeño sonido hizo que Yaman se despertase del todo y fue consciente de que su cuerpo ya lo había hecho…sin poder ni querer evitarlo Yaman besó  la frente de su mujer mientras disfrutaba de su aroma y su calidez y siguió besando todas las partes de su hermoso rostro que pudo alcanzar. Comenzó a acariciar su espalda y después empezó a bajar …en su camino descubrió su cadera desnuda y recordó lo que ella llevaba puesto la noche anterior y lo que no llevaba…por un momento recordó su negativa de ayer, pero no podía parar siguió acariciándola y su cuerpo aun dormido respondía a todas sus caricias. De repente notó un temblor en ella, estaba despierta, él paró sus caricias y se retiró para poder mirarla.

Seher lo miró directamente a los ojos por un largo tiempo. Ninguno de los dos se movía o decía algo…Yaman comenzó entonces a apartarse seguro de que ella lo rechazaría en cualquier momento pero Seher lo detuvo, poniendo la mano en su cara le dijo, 

    - No, no te vayas…

Yaman volvió a acercar su rostro a ella y la besó en los labios, todavía en sus labios Yaman susurró una pregunta…

- ¿Por qué?...

Seher fue quien lo besó esta vez y cuando terminó, y todavía contra sus labios le contestó.. 

- Porque siempre has sido y serás tú…sólo tú.

Después de oír estas palabras Yaman sólo supo que esto era lo correcto, siempre lo había sido. 

Se incorporó y observó a Seher con intensidad, estaba preciosa y en sus ojos  ya no vio rastros del dolor de la noche antes sólo vio…amor como un reflejo de lo que ahora mismo él sentía. Ahora harían el amor y ella sería tan suya como él era suyo,  borraría todo rastro de otro amante en ella y sólo quedaría él para siempre. Ella lo amaba, ahora lo sabía, con el resto aprenderían a lidiar llegado el momento.

Yaman le quitó su camisa, camisa que sabía sería  su favorita a partir de ahora, revelando el cuerpo de Seher. Ella trato tímidamente de taparse con la sábana, pero él no lo permitió. Era preciosa, su cuerpo perfecto…al menos para él…era delgado y bien proporcionado, la forma de guitarra española era muy sensual. Ella era pequeña, él podía abarcar su cintura completa con las manos, era algo que ya imaginaba y ahora era libre de comprobar pero sus pechos fueron una sorpresa…mas exuberantes de lo que él esperaba. Estaban coronados por unos pezones más oscuros que el tono de sus labios y en ese mismo instante se erguían orgullosos sólo con su mirada…..Pronto los tomaría, se dijo a si mismo, a ellos y todo lo demás.

Seher estaba definitivamente en llamas, a pesar de estar totalmente desnuda frente a él. Los ojos de él brillaban como la noche anterior pero no sólo había deseo en ellos…había algo  más…intentaba descifrar qué cuando él se levantó de la cama y se sacó la camiseta del pijama por la cabeza y todos sus pensamientos volaron.

 Yaman era hermoso…bueno no sabía si ese era un adjetivo adecuado para un hombre…pero es lo que sintió. Él no era musculoso en exceso pero se notaban definidos sus bíceps y sus abdominales, tenía algo de vello en el pecho y éste se extendía en una ligera línea que bajaba por su abdomen hasta perderse en la cinturilla de su pantalón de pijama que caía al descuido sobre sus caderas.

Seher de repente se fijó en la cicatriz de su abdomen, una de las más recientes que él había recibido, y que casi hace que lo hubiese perdido para siempre. Este recuerdo hizo que algunas lágrimas viniesen a sus ojos, Yaman al verla emocionarse se acercó para reunirse con ella. Seher lo paró con un gesto de la mano mientras se ponía de rodillas sobre la cama y se acercaba a él. Yaman se paralizó a la espera de que haría ella, entonces Seher acercó su mano a la cicatriz y deslizó un dedo por toda su longitud. Luego acercó sus labios y la besó…ella fue buscando todas las cicatrices de su cuerpo para besarlas una a una. 

Yaman no se movió dejó que ella besara todas las cicatrices de su cuerpo. Con esos besos en un instante ella borró el dolor de los recuerdos de dichas heridas, sustituyéndolos con la dulzura de este momento. Cuando Yaman observase de nuevo alguna de estas heridas ya no recordaría el dolor de cuando fueron infligidas sino la dulzura de su curación.

Para cuando Seher terminó de besar y acariciar todo su cuerpo Yaman estaba al limite. No aguantaría mucho más…estaba tan excitado que era incluso doloroso así que se terminó de quitar los pantalones y quedó totalmente desnudo frente a Seher.

Ella lo miró fascinada , Yaman no usaba ropa interior…eso la inquieto un poco…¿nunca la usaba?.. Este pensamiento quedó cortado cuando Yaman la abrazó de nuevo. La sensación de su piel con su piel era increíble, sintió como su boca besaba por…bueno por todas partes…no quedó un trozo de piel de ella que él no hubiese probado. En un momento determinado ella extendió su mano para tocarlo pero él la detuvo sujetándola. Con una voz muy gutural que ella nunca le había escuchado le dijo,

- Ahora no cariño, estoy al limite….

A lo que ella  respondió sin entender muy bien,

- Pero quiero tocarte también …

Él esbozo una sonrisa y le dijo..

- Ahora no…amor …después…

Tras esto Yaman ya no habló más… comenzó a besarla y se colocó entre sus piernas. Seher estaba húmeda y preparada para recibirlo. Empezó a penetrarla sorprendiéndose de su estrechez, pero llegado un punto fue la barrera física de su cuerpo el que le indicó que ya estaba totalmente dentro de su mujer y que era el primero en estar ahí. 

Yaman se quedó muy quieto, consciente de repente de la magnitud de su descubrimiento. Ella era virgen, bueno lo era hasta hacía unos minutos. Observó su rostro y vio indicios de dolor, entonces le dijo,

- ¿Cariño estas bien? , él estaba dispuesto a parar aunque eso le costara la vida. Entonces ella abrió sus ojos que hasta hacía un momento tenía cerrados y le contestó.

- No pares…por favor no pares…

Yaman la besó con desesperación, ella era magnífica y sólo suya. Y no paró…hasta que ambos se liberaron y cayeron exhaustos en la cama.

Pasado un buen rato Yaman se levantó a pesar de las protestas de Seher que estaba casi dormida en sus brazos. Fue al baño y tomó una toalla y un recipiente con agua y volvió a la habitación. La destapó y le hizo gracia cuando ella trató de cubrir su desnudez de nuevo, sonriendo le dijo,

- Me temo cariño que es tarde para tener pudor…ya conozco cada rincón  de tu cuerpo.

Seher enrojeció hasta la raíz de su cabello, volvió a destaparla y la lavó cuidadosamente. Cuando terminó se volvió a meter en la cama con ella y la apretó contra su pecho. Le preguntó al oído,

- ¿Estas muy dolorida?, ella negó con la cabeza, entonces él le dijo,

- No temas la próxima vez no te dolerá, yo….nunca más te volveré a hacer daño…nunca.

Y con estas palabras se quedaron dormidos.