MELEK (Capítulo 1)

 



CAPÍTULO 1

*Me ha visto…sí, me vio…*

Ese fue el último pensamiento de ella antes de que la engullera la oscuridad. Esa bendita inconsciencia que al menos la dejaba volar libre un rato…

*Necesito largarme de aquí cuanto antes…*pensó Onur justo después de rechazar el ofrecimiento de otra de las chicas de alterne del lugar.

 Normalmente le tocaba a él acompañar a los clientes a celebrar la firma de nuevos contratos pero en esta ocasión le estaba costando. Solía tener un plan previsto para estos casos. Restaurante tradicional turco con hermosas vistas al Bósforo acompañado de espectáculo de baile y música. Los clientes solían acabar satisfechos… los deliciosos platos típicos pero a la occidental, es decir, regados con buenas cantidades de alcohol, conseguían que en el trascurso de unas cuatro horas todo hubiese terminado. Los clientes estaban saciados, embriagados y felices y él podía meterlos en un taxi camino de su hotel.  Entonces podía volver a casa con Ceporro y disfrutar de un buen libro…

Una risa tan falsa como estridente lo sacó de sus pensamientos. Nada esta noche le había salido según el plan. Los clientes Rusos  después de terminar la comida y el espectáculo seguían tan frescos como una hoja de lechuga. Uno de ellos propuso seguir la fiesta en un ambiente más “adulto" en un local nuevo que había inaugurado un compatriota en la ciudad. Imaginó que sería una discoteca en la zona europea ya que en los últimos meses había escuchado de esas inversiones…se equivocó.

Cuando los taxis pararon frente al edificio de apartamentos de lujo, se sorprendió ya que aquello parecía una zona residencial. No había zonas de ocio nocturno, restaurantes o bares. Los tres enormes rusos rubios que lo acompañaban, a pesar de ser visitantes en Estambul no parecían sorprendidos, lo que le confirmó que no era su primera visita al lugar.

Subieron en un ascensor hasta la planta del ático, allí había seis tipos de seguridad, grandes como armarios. Onur media metro noventa y ocho y pesaba sobre noventa y cinco kilos era un tipo grande y fuerte, de su época en las fuerzas especiales del ejercito le había quedado el habito de hacer ejercicio. Tenía en casa un pequeño gimnasio donde hacía sus rutinas de entrenamiento a diario como una religión. Le servía como vía de escape al estrés del trabajo y aprovechaba esos momentos para no pensar en nada sólo en afinar su cuerpo. La presencia de estos matones lo tensó, porque… ¿Qué clase de sitio necesitaba semejante nivel de seguridad?

Los cachearon en busca de armas y como no llevaban nada pasaron sin problemas. Dos de los gorilas los acompañaron a través de un pasillo hasta llegar a un par de puertas doradas muy recargadas. Onur ya sabía que se encontraban en un prostíbulo de lujo, detestaba este tipo de lugares que jamás  frecuentaba, pero al traspasar las puertas tuvo que reconocer que se sorprendió. 

El lugar emulaba un harén, telas de todos los colores y tejidos eran visibles en forma de cojines, cortinas y tapices. Celosías de maderas nobles dividían espacios donde había mesitas bajas rodeadas de grandes sofás. Los ocupantes de dichos reservados fumaban en cachimbas, bebían y comían agasajados por mujeres vestidas de odaliscas. Eso fue lo primero que vió Onur del lugar, aunque había mucho más por descubrir ya que el sitio era enorme. Sus acompañantes lo instaron a seguirlos introduciéndolo más  en este lugar que parecía sacado de los cuentos de las mil y una noches. 

Caminaron hasta llegar a lo que parecía una barra circular en una zona amplia, había música y los clientes bailaban con las chicas. Esto sí se parecía más a una discoteca normal, si no te fijabas en la forma en que los hombres toqueteaban a las camareras que les servían las copas … Pidieron algunas bebidas y sus nuevos clientes le dijeron que lo pasara bien, que ellos corrían con los gastos. Después se marcharon, supuso que a buscar el entretenimiento que cada uno tuviera en mente.

Ahora que se había quedado solo esperaría unos diez minutos para luego largarse. Se acercó a una pared de la que colgaban pesadas cortinas de terciopelo con la intención de mantenerse oculto y tranquilo por un rato, así como libre de las molestas prostitutas, hasta que llegara el momento de irse. Sin esperarlo una puerta se abrió como de la nada frente a él y lo dejó clavado en el sitio. No había sido abierta completamente pero sí lo suficiente para que él presenciara como dos de esos gorilas de la puerta sujetaban de los brazos a una mujer que acababa de recibir un puñetazo brutal en el estomago por parte de un tercer gorila. Ésta aguanto el golpe y cuando giró la cabeza en su dirección sus ojos conectaron. Se agrandaron por la sorpresa de ver los suyos y Onur no supo cómo pero esos ojos  de un color ámbar imposible le hablaron y le gritaron*¡ayúdame!*. Inmediatamente después de esto,  que sólo duró unos segundos, la puerta se volvió a cerrar. 

El nuevo gorila de seguridad era despiadado, pensó Ángela, un puto psicópata. Encajó otro puñetazo en la cara pero levantó la cabeza y mirándolo directamente a los ojos  le dijo, 

- Ten cuidado a tu jefe no le gusta que me magulléis demasiado la cara…

El nuevo la miró con rabia y volvió a golpearla, notó tensarse a los dos hombres que la sujetaban  por los brazos, Nico e Iván no eran empleados recientes,  en su momento habían estado en el lugar del nuevo y ellos eran quienes la habían golpeado. Pero después de un tiempo Ángela ya sabía distinguir a los matones que seguían ordenes sin más y a los que disfrutaban cumpliéndolas. Encontraba un cierto placer perverso en obligar a Dimitri a buscar nuevos sujetos capaces de golpearla con la suficiente fuerza, ya que por algún motivo, todos acababan por compadecerla o encariñarse con ella quedando inútiles para esa labor.

Esta vez su encuentro con Dimitri no había sido como en otras ocasiones, normalmente no la traía a sus locales de lujo. Desde que la secuestró la llevaba de una casa franca a otra, de las que utilizaba para preparar a las chicas antes de moverlas a los distintos locales de alterne, sin dejarla permanecer mucho tiempo en la misma. Así trataba de mantenerla aislada y evitar que le tomara afecto a las chicas y viceversa.  No lo conseguía, desde pequeña había tenido el don de la empatía. Su don iba mas allá de la comprensión, su alma parecía conectar con las personas de una forma casi mágica, y hacía que los que la rodeaban inevitablemente se acercasen a ella. 

Su preciosa Yaya, le decía que era una sanadora de auras. Toda aquella persona cuyo aura estuviese dañada se acercaba a ella y se sentía inmediatamente  mejor. Pero eso suponía un problema ya que las auras más dañadas eran las que más atraídas se sentían por ella y solían pertenecer a malas personas.

- Hija cuídate por favor , pues hay quien por decisión propia destroza su aura y esas no tienen cura…

Debió de haber tenido suerte en la vida porque a sus 28 años nunca se había encontrado un aura sin posibilidad de recuperación hasta que conoció a Dimitri Petrov.

La volvió a golpear de nuevo, esta vez en el estomago, se ve que le hacía caso y había dejado de golpearla en la cara. Alzó la cabeza para volver a mirar a su torturador pero algo la hizo girarla a su izquierda y descubrió unos ojos azules como el mar que la miraron directamente a los suyos. En esa fracción de segundo quiso pedir ayuda pero fue tan rápido que no llegó la voz a sus labios…pero él la había visto. Por primera vez en más de un año alguien que no fuesen las pobres chicas también secuestradas como ella o sus captores la veía. * Me ha visto…sí me vio* con este pensamiento se desmayó tras dos golpes más... de nuevo en la cara.


Comentarios

  1. Vaya pedazo de trama te has lanzado a escribir, esto promete. Muy bien. Me gustó mucho.

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  2. Muy bueno Laura. ¡Muy bueno! Cuida esta historia y tírala palante. ¿tamam?

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  3. Tela, con la historia qué te acabas de marcar. Ésto promete y se ve interesante. Menuda intriga dejas. Gracias

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  4. 👏👏👏👏 con ganas de seguir leyendo.

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  5. BUAA, entramos en un mundo diferente..... Interesante!!!!! Gracias por escribir Laura!!

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  6. Ahhh me encanta, menuda trama, ya estoy enganchada.. y Onur...mmmmmm

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  7. A ver, a ver qué pasa. Por ahora tiene pinta de tarta de manzana, oséa, muy buena.

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