NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 14)

Capítulo 14

Regalo de bodas

Algo  sucede …pero ¿Qué…? Seher daba vueltas de un lado a otro de la habitación, igual que hacía su esposo  cuando algo lo inquietaba o disgustaba. En el momento que fue consciente de ello se detuvo, y fue a sentarse en el sofá. Respiró profundo y repasó en su cabeza los acontecimientos de las ultimas veinticuatro horas…La fiesta,  el baile, la biblioteca…ese recuerdo aceleró su corazón.

 Habían creado un mundo privado sólo para ellos en aquella pequeña habitación… dónde sólo hubo cabida para los aromas, las sensaciones y su amor. Había sido perfecto y ella se entregó a él por completo…ya no quedaba nada que no perteneciese a Yaman Kirimli. 

Comprendió  mientras él la abrazaba después de hacer el amor, que ya ella no era sólo ella, nunca más lo sería…Yaman la ayudó a vestirse para volver a casa, después de recolocarse el mismo la ropa. Tras esto no dejaron de tocarse…era  como si un hilo invisible tirara de ellos, una mano en la cintura, las manos entrelazadas, el brazo sobre los hombros…y al llegar a casa la desnudó nuevamente…no le permitió ponerse el pijama….él tampoco lo hizo. Volvieron a hacer el amor sin prisas dejándose llevar por esa fuerza invisible que coordinaba sus movimientos convirtiéndolos en un solo ser.

 Seher comprendió que las relaciones intimas en una pareja eran otra forma de comunicación. Que cuando las palabras no eran suficiente los cuerpos podían  llenar los vacíos. Ella supo por su cuerpo que él la amaba aunque de sus labios aun no hubiesen brotado esas palabras y no lo culpaba, ella tampoco había podido pronunciarlas aún …pero desde su primera vez con su cuerpo no sólo se lo había dicho, se lo había gritado.

Pero esa mañana cuando ella salió de la habitación dispuesta a comenzar el nuevo día,  lo encontró en su mesa muy serio observando algo en la pantalla de su ordenador. Ella se acercó preocupada pensando que había algún tipo de problema en el trabajo pero cuando vio la imagen en la pantalla se petrificó. Era una fotografía de ella con el desconocido de anoche, éste la sujetaba del brazo y ella le dirigía una sonrisa. Yaman estaba mortalmente serio y no hizo ademan siquiera de mirarla , pero con voz baja le preguntó, 

- ¿Qué hacías con él?...

- Yo…no se quién es…. Me quede paralizada en la entrada al evento y él me ayudó. Fue muy amable…. y sabes lo mas curioso conocía a mi hermana…

En cuanto esa afirmación salió de los labios de ella, él giró la cabeza para mirarla, sus ojos destilaban odio. 

- No lo volverás a ver, no te acercarás, ni volverás a tener ningún tipo de contacto con este hombre…¿comprendido?. 

- ¿Pero porqué no…?. 

Ella no pudo terminar su pregunta, él no lo permitió. Se puso de pie y la tomó de los hombros con fuerza y le volvió a preguntar,

- ¡¿Comprendido?!

Seher asintió con la cabeza, y tras unos instantes él la soltó y se marchó.

Los ojos de Yaman soltaban chispas por los celos…pudo distinguir eso con total claridad, y a pesar de la violencia de la reacción algo en ella palpitó…si estaba celoso …ella no le era indiferente, al menos no tanto como él querría…pero había algo más un sexto sentido se lo decía, y su sentido común también. Ella le dijo que el hombre conocía a su hermana y no intentó indagar  más …Yaman sabía quien era el desconocido de ojos azules…y ella también acabaría por saberlo. La vida de su hermana durante seis años era un pozo vacío para ella y todo aquel que viniese a llenarlo con información, historias y recuerdos sería bienvenido…ya encontraría la forma de manejar a su marido y si no que él se encargara de llenar ese vacío. Porque nadie le hablaba demasiado de Kevser en la mansión, sólo Yusuf y ella no quería abrir heridas preguntando  a nadie, pues aún era muy reciente la perdida de su querida hermana.

Los días fueron pasando y se estableció una rutina bastante agradable en la mansión.

 Yusuf parecía haber crecido mucho del día a la noche y ya no era su “bebé”. Una noche ella lo llamo así a la hora de ir a la cama y el procedió a explicarle  luciendo un gran ceño Kirimli, que dentro de poco iría a la escuela y que no era un bebé sino un niño grande…

Yaman después del episodio de la foto del desconocido había vuelto a casa más tranquilo, y no volvió a tocar el tema como si nunca hubiese sucedido. Por la mañana todos desayunaban juntos y él se marchaba a la oficina. Pero todos los días volvía al caer la tarde para jugar con Yusuf y pasar tiempo en el jardín con Ziya. Observándolo una tarde lleno de tierra se maravillo de cuantos Yamanes existían, uno paciente que jugaba con Yusuf, otro tranquilizador y atento con su hermano, un Yaman airado capaz de cortar y destruir con sus palabras o gestos de ira cuando estaba enfadado y uno increíblemente sensible cuando bajaba la guardia. 

Este último es del que ella estaba disfrutando …Por las noches después que cerraban  tras de si la puerta de su alcoba, entraban en su mundo privado. Esa habitación que un día le impusieron como a una prisionera ahora era su paraíso. Seher había cambiado algunas cosas en aquel dormitorio, había añadido alfombras al suelo para dar más  calidez al ambiente. El sofá había desaparecido para dar paso a dos butacas de lectura muy confortables y ahora  los tonos grises combinaban los verdes esmeralda de cortinas y ropa de cama. Una vez a solas Yaman siempre insistía en que se quitaran la ropa, solo permitía tener una bata disponible por si alguien tocaba a su puerta por alguna emergencia. Se tumbaban en la cama y entre besos, caricias y bromas se contaban como había sido su día. Algunas veces hacían el amor y otras se quedaban dormidos uno en brazos del otro hasta el  nuevo día. Pero algo faltaba y ambos lo sabían y obstinadamente ambos callaban poniendo de esa manera techo a su felicidad.

 Ella por su parte había tomado la decisión de escribir un recetario. Conservaba recetas sueltas escritas de cualquier manera en trozos de papel, recetas que se remontaban a su bisabuela y ella quería compilarlas todas para preservarlas para el futuro. A este sinfín de recetas les añadiría las de mamá Nadire, la Sr. Adalet y su querida Kiraz. Por un  instante se le pasó por la cabeza Selim, el conocía las mejores recetas de sopas tradicionales, pero debido a su traición no quería ya tenerlo en su vida. Con un escalofrío se imaginó que llegara a conocimiento de Yaman lo que él  le propuso y las libertades que se tomó abrazándola a la fuerza. Estaba segura de que uno acabaría en el hospital …con suerte y otro en la cárcel. Era una perspectiva atroz que hizo que se le revolviese el estomago…otra vez. Así que nunca le había contado el incidente a nadie…era lo mejor que podía hacer para mantener la paz. 

Apartando estos pensamientos de su cabeza entró a la cocina en busca de una manzanilla que le asentase el estomago. Supo por Cenger que Yaman estaba en casa en su despacho. Por lo visto estaba reunido con el Sr. Nedin y otro hombre.

Yaman estaba totalmente impactado, éste maldito le había dado la clave…por eso lo perdonó. Podría permanecer en Turquía y reanudar sus negocios eso si evitándolo a él a toda costa. El malnacido le había puesto en bandeja lo que más ansiaba en este mundo sin tener ni la menor idea. Cuando Nedim le dijo que el bastardo lo había contactado y que insistía en verlo por un tema muy personal  primero enfureció, estuvo muy tentado de ordenar que le pegasen un tiro. Pero finalmente le pudo la curiosidad..*Siempre puedo pegarle un tiro después, si viene a tocarle los cojones con una estupidez* pensó Yaman.

Cuando el sujeto entro por la puerta fué directo al grano, pues no soportaba su cara y el recuerdo de lo que había hecho todavía le quemaba la sangre,

- ¿ Que has  venido a decirme?

- Tengo información que creo que te gustaría poseer.

- ¿De que se trata?, y te sugiero que no te vayas por las ramas porque como bien sabes no puedes estar aquí.

- Lo se …pero espero que con lo que te traigo me permitas volver a mi antigua vida…

- Escúpelo ya…

El tipo comenzó a hablar, según parecía le había llegado una documentación de sus negocios en los que aparecía el nombre de Yaman Kirimli, eran los extractos de compras con tarjeta de crédito en dos de sus joyerías y por un importe bastante alto. Su nombre era lo bastante conocido para  que esa información no pasase inadvertida. Como en este pequeño mundillo del hampa todo se sabía, le habían llegado rumores de una “perdida de tarjeta" y le pareció una muestra de buena voluntad informar sobre la situación. Entonces el hombre puso frente a él un pendrive y le dijo ahí tienes las imágenes de tu ladrón. 

Yaman tomo el pendrive y lo insertó en su portátil, se preparó mentalmente para ver la traición  de su esposa en la pantalla. Un sudor frío le perló la frente y cuando aparecieron las imágenes su mundo cambió. No era Seher …era una mujer vestida de negro que tendría que dar muchas explicaciones. Controló su cara de póquer y despachó al visitante. Se calmaría un poco y luego buscaría a su mujer…no sabía como gestionar sus emociones porque sentía tantas cosas tan intensas al mismo tiempo que pensaba que iba a explotar.

Seher se dirigía al cuarto de Yusuf a dejar algunas toallas en el baño cuando vio salir a dos hombres del despacho  de Yaman. Se disponía a saludar cortésmente cuando reconoció al acompañante del Sr. Nedim, y las apalabras murieron en sus labios. Era el hombre que ordenó que la enterraran viva…Solsgiray…

- Hola pequeña…-la saludo el hombre con una sonrisa.

- ¿Qué …que esta usted haciendo aquí? Preguntó Seher notando cómo las bilis le subían por la garganta.

- Le he traído un regalo de bodas a tu marido, por cierto felicidades ojos de primavera…

Seher no pudo contestarle ya que Nedim lo empujó del hombro para instalarlo a caminar…ella se quedó mirando como ambos se perdian en el pasillo.

Escuchó un ruido tras de si y se volvió sobresaltada, era su marido,

- Ese era…él… fue…quien…¿que hace en casa?

- No pasa nada- la intentó tranquilizar Yaman.- Estas a salvo de acuerdo…yo..

Yaman no pudo terminar la frase porque en ese momento Seher que ya estaba muy pálida perdió el conocimiento y se desmayó. Afortunadamente el pudo cogerla antes de que cayera al suelo y la llevó en brazos a la habitación para tumbarla en cama, a la vez que pedía a Cenger que llamara al médico.

Un rato más tarde el medico salió de reconocer a Seher y se dirigió a Yaman que estaba casi tan  blanco como su mujer,

- La Sra. Seher esta bien, Sr. Yaman de todas formas quiero que venga a la consulta para realizarle unos análisis porque pienso que tiene algo de anemia que tenemos que corregir lo antes posible. Es probable que el cansancio que la Sra. Seher dice venir padeciendo se debe en parte a ello.

- Entonces…¿ella esta bien? ¿sólo ha sido eso la anemia?

- Si Sr.Yaman todo lo demás parece correcto, el bebé parece estar bien, pero si se queda más tranquilo haremos una ecografía cuando me visiten.

- El…bebé….-Yaman ya no pudo pronunciar una palabra más ..

- Sí señor, si todo va bien se convertirá en padre en Noviembre, felicidades.