NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 18)

Capítulo 18

Aksak

La mirada de Aksak siguió el coche dónde se acababa de montar Seher. Ella estaba embarazada…Yaman iba a ser padre…Una sonrisa nostálgica se dibujó en sus labios. Se hacía obvio que en esta vida todo lo que se hablaba caía encima. Recordó el día en que Yalcin entró por la puerta del restaurante donde los tres habían quedado. Yaman y él habían llegado antes y hablaban como siempre de negocios. 

Siempre se asombró de como un chico salido literalmente de las cloacas había conquistado el éxito. Había conocido a Yaman en la universidad, en las clases nocturnas, ambos tenían unos diecinueve años y asistían a un curso especial de comercio internacional y economía. Yaman era un chico serio que ocupaba siempre una de las bancas del fondo. No se relacionaba con nadie y  bebía con avidez cada una de las palabras de los profesores. Por su ropa era obvio que era de clase baja, bueno al menos era obvio para él.

Él era un niño rico…pero no de los pijos. Su familia tenía dinero pero no precisamente blanco. Su padre aspiraba a entrar en el mundo textil y que los negocios  ahora turbios basados en falsificaciones y contrabando quedaran en el pasado. Deseaba fundar un imperio y para ello su hijo debía formarse…de ahí su asistencia al curso. Un día un profesor decidió que el proyecto final sería hecho por parejas y sin saber muy bien porque se acercó a Yaman y le ofreció ser su compañero. Este lo miró con infinita desconfianza por unos segundos, como intentando leer sus intenciones al ofrecerse cuando nunca habían cruzado palabra. Sintió sus ojos negros, casi capaces de atravesar su alma y finalmente se ve que pasó la prueba ya que le ofreció la mano y le dijo,

- Yaman Kirimli, seremos compañeros, pero te aviso desde ya de que quiero la nota más alta…¿ y tú?

A Aksak le fascinó tanto su ambición como su franqueza .Estrechó su mano y desde aquel día se convirtieron en amigos y en ocasiones socios. Sobra decir que su nota fue la máxima.

Su amistad se convirtió más en una hermandad traspasando la amistad y más tarde conoció a Ziya y Yalcin. Él no tenía hermanos…y ellos ocuparon ese lugar. 

Aquel día en el restaurante cuando Yalcin llegó los miró feliz y les dijo.

- ¡Me caso!

Yaman se atragantó con la bebida y miró a su hermano como si se hubiese vuelto loco, cuando recuperó la respiración le dijo,

- Buena broma hermano…por un momento me he…

Yalcin lo interrumpió  con un gesto de la mano y con el rostro serio  dijo,

- Me caso de verdad, amo a Kevser, además …no querrás que tu ahijado nazca fuera del matrimonio ¿verdad?

Todos nos quedamos sin palabras durante unos minutos, asimilando las noticias. Yaman y Yalcin eran muy diferentes en el tema de las relaciones. Mientras que Yalcin pasaba de una novia a otra con una facilidad pasmosa, Yaman jamás había tenido una relación que nosotros conociéramos. Él no confiaba en las mujeres y formar una familia no entraba en sus planes. Una decisión curiosa, al menos para mí, que sabía que aún siendo el hermano menor era el patriarca de la familia y que los adoraba. Ziya se acababa de casar con la que era su ama de llaves y había mejorado de sus crisis. Ahora llegaba Kevser y un bebé…

Finalmente Yaman se puso de pie y su hermano lo imitó, 

- ¿Entonces me vas a hacer tío?...- y esbozó una de sus raras sonrisas.

- Así es hermano- Yalcin se acercó a él y se dieron un rápido abrazo.

Yo observé la escena y luego les di la enhorabuena, ya conocía a Kevser, era una chica muy linda y buena Yalcin tenía mucha suerte. Sabía de los problemas que afrontarían, ya que el padre de ella no quería a Yalcin como novio. No sabían cómo pero el padre de ella era conocedor de las andanzas sentimentales de Yalcin y de los negocios algo turbios en los que a veces se movían. Formaba parte de crecer en el mundo de los negocios especialmente cuando se empezaba desde tan abajo.

Keverse amaba mucho a su pequeña familia compuesta por su padre y su hermana pequeña y la situación le partía el corazón. Pensó que con el bebé quizás finalmente el padre se ablandaría y aceptaría a Yalcin, se equivocó. Kevser quedó alejada de su familia y con el corazón roto. Más  adelante comenzaría su pesadilla, todavía le costaba trabajo creer que ella no vivía ya. Cuando volvió a Estambul ya sabía de su muerte, sus contactos lo habían informado. Y al saber que su pequeña hermana se había impuesto a Yaman y ocupado de su sobrino se preocupó mucho. La rabia de Yaman era inmensa y todo lo que él creía que había sucedido la había acrecentado. Levaba tres años huyendo por el mundo de los hombres de Yaman pero eso se había acabado…

 Ahora las cosas habían cambiado muchísimo, Yaman iba a ser padre, no sabía como se sentiría al respecto. Además como por una broma del destino se había casado con Seher…dos hermanos para dos hermanas. Kevser y Yalcin tuvieron un final trágico …no dejaría que les pasara lo mismo a Yaman y Seher…y al pequeño en camino. Aunque tuviese que amarrar a Yaman para conseguir que lo escuchara.

La sorpresa de hoy se unía a la del día de la fiesta, ya que, esa preciosa chica de ojos verdes estaba enamorada de Yaman. Ahora necesitaba saber si Yaman también estaba enamorado porque de ser así su salvación tendría más posibilidades de éxito.

Esta esperanza fue la que lo decidió a enviarle el mensaje, si Yaman amaba a su esposa no podría ignorar su advertencia. Él lo conocía, no dejaría pasar lo que viniendo de él tomaría como una amenaza velada. Esta sería su oportunidad de ser escuchado. Debía preparar muy cuidadosamente toda la información que le mostraría entonces…con Yaman no sólo servían las palabras querría pruebas.

Su teléfono vibró, un mensaje.

*Si te acercas a mi esposa te mataré *

* ¿Dónde y cuando nos vemos?*

Guau Yaman no había tardado ni cinco minutos en responder…estaba enamorado…y mucho…le contestó.

*Espera mi mensaje y no le digas a nadie que hablaras conmigo…por el bien de tu mujer*

Era de madrugada y Yaman se dirigía al pequeño aeropuerto donde le esperaba la avioneta que lo llevaría de vuelta a casa. Después del mensaje de aquel bastardo se negaba a pasar la noche fuera. Trabajó a destajo para librarse de la reunión de la mañana siguiente y contrató el vuelo. Su cabeza estaba en casa junto a su familia y junto a ella. Se dio cuenta de que necesitaba su olor y su calor para dormir. En muy poco tiempo ella se había convertido en parte de él.  No quedaban ya dudas sobre la falsedad de aquel asqueroso dossier. Aún no había sido capaz de hablarle de ello…era un  maldito cobarde. Se escudaba en que ella estaba embarazada y no quería disgustarla y era cierto. Pero había más…a pesar de lo que él le había hecho pasar parecía que ella lo había olvidado todo. El brillo y el amor en sus ojos al mirarlo era fascinante. Nunca nadie lo había mirado así y ahora le daba pánico perderlo…

Seher se fue sola a la cama aquella noche y le pareció que ésta era inmensa… Lo echaba tanto de menos que incluso algunas lagrimas acudieron a sus ojos. Se reprendió mentalmente…*es sólo una noche…mañana por la tarde estará aquí* pero siguió dando vueltas en la cama y finalmente se levantó y fue al baño. Allí vió la camisa que había usado su marido el día anterior, la tomó y se la llevó a la nariz para aspirar su aroma. Se sintió mucho mejor, el nudo en el pecho se aflojó y tomó una decisión. Se llevó la camisa con ella a la cama y la abrazó consiguiendo así dormirse gracias a su olor.

Así la encontró Yaman cuando llegó  a la habitación, tumbada de lado y con su camisa fuertemente abrazada. Se desvistió con cuidado de no despertarla y se acurrucó contra su espalda para envolverla con su calor. Seher se acomodó entre sus brazos y suspiró en sueños soltando la camisa cómo si supiera que ya no necesitaba ese consuelo porque él estaba allí. Yaman deseaba despertarla para hacerle el amor pero las leves sombras negras bajo sus ojos lo persuadieron. Ella necesitaba dormir así que posó su  mano sobre el vientre ya abultado de su esposa. Era increíble que su bebé estuviese ahí, él que jamás creyó que sería padre en poco más de tres meses lo sería. Aún lo veía como algo ajeno a él, sólo cuando iban a las ecografías era más consciente de ello, al poder escuchar su corazoncito latir tan rápido como el batir de alas de pájaro y ver esa imagen en blanco y negro de su cuerpecito moviéndose. Hoy se lo había perdido y aun le dolía. Acarició el vientre de su mujer suavemente y susurró, 

- Lo siento...

De repente sintió en su mano un golpe, su bebé se había movido casi como si le contestara diciéndole…no te preocupes aquí estoy. Yaman ya no movió la mano de la barriga de Seher y así lo acabó venciendo el sueño y el cansancio…abrazado a su mujer y a su bebé.