NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 26)




Capítulo 26

Fotografía ...

Se despertó de forma repentina, cómo si alguien la hubiese zarandeado para dejar su placido sueño atrás. Mientras se orientaba en la penumbra sus sentidos se fueron despertando también. Primero comprobó al bebé, dormía bien y tranquilo. Luego sus ojos volaron a su marido, que estaba de espaldas a ella, y detectó un temblor intermitente en él. Lo hizo volverse para quedar tumbado boca arriba. Yaman no se despertó, sus pómulos estaban enrojecidos pero no sudaba. Llevó la mano a su cara y sintió un ardor seco…tenía fiebre y mucha…Lo destapó totalmente y fue al baño a buscar algo para refrescarlo. 

Pasó la toalla humedecida por su cara, su cuello y su pecho desnudo. A la tercera pasada Yaman suspiró con alivio y poco a poco se despertó. 

- Esto se siente muy bien…- murmuró con placer.

Seher al escucharlo hablar se sintió algo más tranquila. Yaman estaba enfermo…era la primera vez que lo veía así. Ciertamente lo había visto herido en varias ocasiones pero ahora no sabía que le sucedía y eso la aterraba. Apoyó la mano en su ardiente mejilla y el giró la cabeza buscando la frescura de sus manos heladas.

- Cariño…tienes mucha fiebre…¿te duele en algún sitio? 

En contestación a la ansiosa pregunta, Yaman entreabrió los ojos y miró a su esposa, se llevó los dedos a los labios y señalándoselos le contestó,

- Me duele mucho aquí…pero con unos  besos tuyos mejorará…

Yaman estaba delirando…no había otra explicación para semejante respuesta. Armándose de paciencia volvió a preguntarle,

- Cariño por favor…concéntrate y dime si te duele en algún lugar del cuerpo…

- ¿Además de mis labios?….ahora que lo dices… noto cierta inflamación por aquí…

Estas palabras fueron acompañadas  por un repentino movimiento que la cogió desprevenida y la dejó tumbada en la cama debajo de él. Yaman comenzó a besarle el cuello, para ir subiendo por la mandíbula hasta llegar a su boca mientras presionaba contra ella su tremenda erección. Seher se dejó besar, su marido era irresistible, hacía mucho que había aceptado esa realidad…si él la tocaba todo su cuerpo lo seguía…siempre. Las caricias fueron subiendo de calibre, las manos de él  viajaron por debajo de su camisón en busca de sus pezones endurecidos. Las manos de Seher fueron a su cuello para acercarlo aún más a ella y casi se quemó con su toque. Eso la hizo reaccionar …no podían seguir él estaba ardiendo de fiebre y obviamente lo que estaban haciendo no ayudaría mucho a bajarla. 

Seher apoyó las manos sobre el pecho de Yaman y presionó para detenerlo. Él inmediatamente entendió y se apartó de ella para quedar tumbado en la cama a su lado.

- Cariño estoy bien…- le dijo con voz cansina- esto es sólo un poco de fiebre…mañana estaré perfectamente..

- Esto no es sólo un poco de fiebre señor invencible…- le espetó Seher.

Se levantó de la cama bajo la ceñuda mirada de su esposo y fue al baño,  al instante volvió con el termómetro en la mano. 

- No es neces…- Yaman cortó su queja al ver la expresión de su esposa, estaba enfadada pero leyó en sus ojos la angustia. Era superior a él…nunca dejaría que su esposa sufriera y menos por su causa…así que cedió a dejarse  en sus manos pero para aligerar su angustia le dijo pícaro,

- De acuerdo haz lo que quieras pero…prométeme que otro día sí que jugaras conmigo a los médicos…y yo seré el doctor…¿de acuerdo?

A Seher se le agrandaron los ojos y se sonrojó profusamente, él  disfrutaba mucho de su vergüenza, sabía que no estaba bien pero no podía remediarlo era su placer perverso favorito. Su mujer lo miró y se dio cuenta de sus intenciones…ella conocía su juego a pesar de no poder evitarlo. Pero esta vez lo sorprendió…se acercó a él y le dio un besó que lo dejó sin aire para luego separarse de él y replicarle junto al oído…

- Esta bien…lo prometo doctor…pero ahora…mando yo…

Antes de que Yaman pudiese volver a empotrarla en la cama ella escapó de su alcance y con una sonrisa presuntuosa le tendió el termómetro para que se lo pusiera. Su marido le devolvió una sonrisa letal acompañada de una mirada de ojos entrecerrados que le decían muy claramente que él ya tenía pensado el tratamiento que le aplicaría cuando él fuese el doctor…

La fiebre de Yaman resultó ser de casi cuarenta grados y a pesar de que siguió intentando quitarle importancia Seher acabó por llamar al médico. Resultó que su esposo tenía otitis…el doctor se sorprendió de que Yaman no hubiese notado dolor. Le mandó antibióticos orales, pastillas para el dolor, unas gotas para el oído y reposo algunos días. Cuando el hombre se hubo marchado Seher se metió en la cama y se sentó recostada en el cabecero. Miró a su marido y con un gesto le indicó que apoyara la cabeza en su regazo. Yaman le dirigió una mirada interrogante y aunque era obvio que no entendía las intenciones de ella obedeció. Seher comenzó a acariciarle el pelo y masajearle la cabeza. Yaman cerró los ojos para disfrutar de estos inesperados y desconocidos mimos. 

- ¿Por qué no me dijiste que te dolía a el oído? – preguntó Seher dulcemente.

Yaman se tensó con la pregunta, él estaba acostumbrado a sufrir dolor, pero nunca nadie se había preocupado por ello…hasta que ella entró en su vida. Era difícil cambiar las costumbres y no supo que contestar mas que con un encogimiento de hombros.

- El doctor dijo que si no lo hubiésemos tratado te podría haber reventado el tímpano…¿Quieres quedarte sordo y no escuchar a tus hijos llamarte papá?

Él cerró los ojos y frunció el ceño…sabía donde su esposa quería ir a parar. Pero no encontraba palabras para explicarle a ella que los niños abandonados no lloran porque nadie los escucha. Él ya no era un niño pero el hábito ya era muy profundo en él como para cambiarlo.

- Necesito que me prometas algo…¿si te duele algo o estas herido me lo contarás?, sólo a mí…¿podrías prometerme eso?.

Yaman guardó silencio, las manos de ella quietas sobre su cabeza y su hombro mientras  esperaba una respuesta. Finalmente en esta lucha de silencio ganó ella y él asintió con la cabeza. Seher retomó sus caricias y él volvió a relajarse en su falda.

Ella comprendió algunos de los comportamientos de su esposo esa noche. Él había sido un ser solitario durante demasiado tiempo y eso se iba a acabar. Volcaría tanto amor en él que conseguiría borrar esa marca de abandono. Se dio cuenta de que ella era afectuosa en la intimidad pero no de cara al mundo. Decidió que a pesar de su timidez le mostraría a partir de ahora al mundo entero cuanto amaba a su marido…especialmente a él. Sabía que era egoísta y sabía lo mucho que él la amaba pero… ella quería más…ella quería que él también lo creyera. Porque era la verdad…lo amaba tanto que haría cualquier cosa por él…incluso borrar las marcas dolorosas de su pasado, tanto, que ya no fuesen capaz de tocarlo. Sólo sus manos lo tocarían de ahora en adelante y siempre con amor.

Al cabo de un rato Seher notó que la fiebre había bajado y que su esposo dormía tranquilo. Ella siguió acariciándolo toda la noche velando su sueño.

El día siguiente fue todo un reto para Seher, mantener a un hombre como Yaman Kirimli en la cama en contra de su voluntad fue una lucha abierta. Ella protestó, chantajeo emocionalmente e incluso utilizó a los niños como medio para que descansara un día- ¡Por Dios sólo hoy todavía tienes fiebre !- le espetó ella ya desesperada. El gran negociador con el que estaba casada no desaprovechó la ocasión y el resultado fue una “siesta" juntos …que ambos disfrutaron mucho a cambio de su reposo.

Al caer la tarde Yaman volvía a estar aburrido y a Seher se le ocurrió una idea.

- ¿Porqué no aprovechas para revisar las pertenencias de tu hermano por si encontramos alguna pista?

- No es mala idea…pero aquí no queda nada …todo se tiró tras su muerte pero…en la oficina hay una caja con lo que tenía en su despacho. Le pediré a Nedin que la mande con alguien.

Una hora más tarde Seher y Yaman estaban sentados en su cama y ante ellos había una caja marrón precintada. Ambos la miraban pero ninguno se animaba a abrirla. Seher esperó pacientemente a que su marido tomara la iniciativa. 

- ¿Sabes cariño?...se que es difícil…lo entiendo bien- dijo Seher rompiendo el silencio – como sabes estoy usando ropa de mi hermana y al principio fue raro…y duro. Después la sensación cambió y fue como si su recuerdo y su presencia me envolvieran. Quizás tengas la misma sensación ….Te dejaré sólo para…

Seher no pudo continuar, Yaman la había cogido de la muñeca impidiéndole levantarse.

- No quiero estar sólo…lo haremos juntos.

En la caja no había demasiadas cosas. Varias plumas y bolígrafos. Un block de notas vacío. Un pisapapeles con forma de barco que al instante decidieron guardar para Yusuf y también había varias fotos en  marcos que Seher nunca había visto. En una de ellas estaban Yalcin y Kevser el día de su boda, su hermana estaba preciosa y lamentó por millonésima vez no haberse impuesto a la voluntad de su padre y haber perdido el contacto con su hermana. En otra foto se veía a un pequeñísimo Yusuf en brazos de su padre que lo miraba embelesado. La última fotografía impactó a Seher, eran ella y su hermana. Ella de verde agua y Kevser de azul…cada una con sus colores favoritos. No recordaba haberse hecho esa foto pero claramente había sido tomada en el jardín de su antigua casa.

Yaman miraba a su esposa contemplar la fotografía y le dijo,

- Esa fue la primera vez que te vi.

Seher miró a su marido con cara de extrañeza.

- ¿ Cómo es posible no recuerdo haber visto esta foto?

- Tu hermana os la tomó con el móvil y se la mandó a Yalcin…si no me equivoco fue la primera foto que le pasó tu hermana.

- Puede ser…no la recuerdo…¿ Pero tú cómo lo sabes?

- Yalcin me la mandó  a mi móvil quería que viese a la que sería mi futura cuñada.

Tras decir eso Yaman cogió su teléfono móvil y tras buscar algo se lo pasó a Seher, ella se quedó  muda… en la pantalla estaba la misma fotografía. Su esposo evitando mirarla siguió con su explicación.

- Me sentí muy aliviado cuando me dijo que su chica era la de azul…porque… a mi la que  me impactó fue la de verde…siempre he conservado esa foto en mi móvil.

Seher con lágrimas en los ojos cogió la cara de su esposo y la hizo mirarla para decirle, 

- Yaman Kirimli…no te imaginas cuánto…cuánto te amo.

Se besaron con ternura y con morriña por los años perdidos, por todo lo que los separó. Si se hubieran conocido entonces él no la hubiese dejado escapar …imposible estaba destinada a él no le cabía duda. Ella era el premio al final del camino…un nuevo comienzo.



Comentarios

  1. Increible!! Precioso capítulo Laura Precioso, me encanta!! 🥰🥰

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  2. Que Bello y que tierno me gustan estos dos así tan unidos.

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  3. Laura abla, me encanta, que bonito lo cuentas❤️❤️ , cada día te superas y nos tienes a tus pies preciosa 🥰🥰😘😘

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  4. Este tan me enamora y admito que está Seher me gusta muchísimo más que la de Neslihan, es igualmente tierna, sensual y valiente, pero mucho más inteligente.
    Otra vez te has portado, guapa. A por el siguiente.

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  5. Lindo!! 🥰🥰🥰🥰 Obrigada!

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  6. Lindo!! 🥰🥰🥰🥰 Obrigada!

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  7. Ohh el león fiero de Yaman Kirimli también juega al juego de guardar fotos secretas. Jaja quien fuese la Teize para ponerle paños fríos al cuerpo sudoroso de Yaman.. caliente y delirante.. nos sube la temperatura a nosotras solo de pensarlo, magistral como siempre. Y deseando más!!! Gracias bonita!!!

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  8. Laura me quedo babeada cada vez que leo un relato de tu novela, muy lindo todo lo que escribes bravo👏👏👏👏😍

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  9. Precioso, gracias!!! Como siempre esperando el siguiente!!!

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  10. Extraordinario episodio Laura. Mi linda costurera de palabras! Has conseguido junto a Isa, que vuelva a retomar lo que hace unos años dejé...."la lectura".Ella siempre estuvo presente en mi vida en esos momentos dónde tienes que desconectar de todos, y sumergirte en ese "yo" interior, para poder coger impulso y seguir mi trayecto (mi vida).
    Recibe todo mi agradecimiento y mis felicitaciones.
    Luisa Moreno. 😘

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  11. Deseando más de esta pareja. Precioso capítulo. Gracias.

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  12. No puedo dejar de imaginarlos mientras leo tu relato...se me eriza la piel y otras cosas que no puedo decir en publico😘

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