NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 37)




Capítulo 37

Llave a la felicidad

El día de la boda de Ezgi y Aksak amaneció lluvioso y gris. Seher sintió una terrible opresión en el pecho, era algo extraño y sólo recordaba este dolor vagamente de días muy muy sombríos. El mal tiempo no era algo para disgustarse, se reprendió a si misma. La boda se celebraría en la casa de los padres de Aksak y sería en interior. El día anterior había sido agotador, obviamente preparar una boda en tan poco tiempo no era fácil. La madre de Aksak se había ocupado de la organización de la recepción con la ayuda de la organizadora de bodas que hizo la suya. Había sido una suerte que aceptara un trabajo tan apresurado…por suerte Ezgi era una chica de gustos sencillos y eso ayudó a facilitar la tarea.

A su espalda saltó el dispositivo de escucha de la habitación de Halil, Seher se volvió con una sonrisa. *Su pequeño guerrero *pensó …salió de la habitación sin despertar a Yaman que continuaba dormido y fue a por su hijo. Al entrar en la habitación Seher se encontró a Halil de pie en la cuna agarrado firmemente a los barrotes. Al verla comenzó a balbucear y reír queriendo dar saltitos. Lo tomó en sus brazos y lo apretó contra sí aspirando su aroma a vida. 

Halil era el regalo más maravilloso que le había dado la vida junto con Yusuf. Era muy distinto a su hermano, aunque claro desafortunadamente no podía compararlo con Yusuf a esa edad, pero Yaman aseguraba que a su “pequeño fuego” no se le sentía en casa y que al “pequeño guerrero” lo escuchaban sin problema en las mansiones vecinas. Entonces Seher miraba a su marido con la paciencia escrita en los rasgos …y Yaman cambiaba de tema, consciente de que el carácter de su hijo era totalmente heredado de él. 

- Mi pequeño guerrero…¿vamos a despertar a papá? Sí…vamos.

De vuelta en la habitación Seher se metió en la cama con Halil, tan  pronto cómo vio a su padre quiso alcanzarlo. A Seher le costó sujetarlo pues a sus nueve meses estaba grande para su edad y tenía mucha fuerza. Yaman abrió un ojo y miró hacia ellos.

- Mira quien está aquí…mi pequeño guerrero...ven con papá.- dijo Yaman mientras estiraba las manos hacia su hijo.

Seher notó que su marido hacía exactamente lo mismo que ella cuando sostenía a Halil, lo primero apretarlo contra si y aspirar su aroma. Luego lo alzó arriba y abajo en sus brazos para hacerlo volar, jugando con él para deleite del pequeño. Finalmente lo acostó sobre su pecho y el pequeño descansó la cabecita sobre el corazón de su padre y llevó una manita a su barba para tocarla y explorarla con sus deditos. Así se dormía el pequeño guerrero siempre que estaba con su papá.

Esa imagen de los dos se grabó a fuego en la mente de Seher, aún cuando cumpliera noventa años recordaría a los dos juntos en ese momento. Eran como dos gotas de agua…Halil sólo tenía de ella el color de los ojos, pero la forma de estos, su cara, su pelo, su cuerpo eran como los de Yaman…cuando fuese adulto sería irresistible. Las chicas morirían sólo por una mirada suya …se lamentó de todos los corazones rotos que inevitablemente dejaría a su paso hasta encontrar a su mitad.

- ¿En qué piensas?- le susurró su marido.

- En corazones rotos…- Yaman frunció el ceño sin entender.

- ¿Corazones rotos dices?

- Sí, mira a tu hijo, es como tú …romperá cientos de corazones…pobres chicas.

Yaman le sonrió a su esposa quizás un tanto incomodo por su comentario.

- Yo no he roto cientos de corazones…- Seher le devolvió una mirada incrédula.

- No me mires así es verdad…yo siempre dejaba claro lo que se podía esperar de mi…nada…así que no soy responsable de rotura alguna. En cambio tú…

Seher miró a su marido atónita,

- ¡¿Yo?!... ¿en serio vas a decir que soy una rompecorazones?

- Pues sí, eso exactamente eres. Todos los hombres que te rodean se enamoran de ti…y ni siquiera te das cuenta. Sonríes y mueves tu cabello, esparciendo tu olor al viento y no necesitas hacer más. Luego están tus ojos, mortales de necesidad… si miras directo a los ojos entonces se acabó…no hay escapatoria …corazones rotos por doquier.

Una risa entre nerviosa e incrédula escapó de los labios de Seher, obviamente su marido bromeaba.

- Sí claro, soy una seductora muy eficaz… tú caíste rendido a mis pies a los dos minutos de conocerme…verdad.

- No se decirte cariño…nunca calculé el tiempo que pasó desde que eché la puerta de tu casa abajo y te miré a los ojos…

Los recuerdos de ese día acudieron a la mente de Seher y sus ojos se agrandaron..

- ¿Hablas en serio?

- Bueno antes ya me enamoré de tu foto…lo de ese día fue la confirmación.

Seher no pudo contestar…sus ojos se clavaron en los de su marido con intensidad. Buscaba y buscaba en ellos indicios de chanza o coqueteo más no fue lo que encontró. Los ojos negros de Yaman sólo rebosaban sinceridad, eran un cristal negro, limpio y puro que le susurraban con insistencia “esta es mi verdad…tú  y sólo tú”. Se acercó a su esposo entonces y depositó un beso en su frente, cerró los ojos y disfrutó no sólo del sabor de su piel sino también  de su olor. Tras tanto y tanto pasado disfrutaba de su flor, cada herida infligida por sus espinas había sanado. Estas la habían hecho más fuerte, mucho más decidida y mucho más feliz. Unió su destino a él para ser uno…y mirando a su hijo supo que queriendo ser uno al final se habían convertido en infinitos.

Seher se levantó de la cama al mismo tiempo que un adormilado Yusuf entraba en la habitación. Lo hizo subir a la cama y éste rápidamente se acurrucó junto a su padre que lo rodeó con el brazo para pegarlo a él. Al instante estaba dormido al arrope del calor y la fuerza de su padre al igual que su hermano. Seher los estuvo mirando largo rato, embebiéndose de la imagen de los tres hombres de su vida. Yaman su faro y sus hijos sus anclas a la vida. 

Ezgi estaba nerviosa cómo todas las novias, lo que le daba el punto justo de rubor de la flamante novia. Ya todos estaban preparados y en cualquier momento el novio llegaría a llevarse a su hermana. Jamás creyó que estesería  el destino de Ezgi, que siempre fue reticente al  hecho de soñar con matrimonio, familia y niños. Pero ante sus ojos ella había cambiado, el amor cambia a las personas…bueno quizás no cambiaba la esencia en si misma pero sí sus necesidades. Ella misma siempre se había visto con una familia y después descubrió que sin Yaman  nunca hubiese existido ese futuro para ella, él era su llave a la felicidad. Desde que sus ojos lo tocaron su corazón lo supo…y ya no se mantuvo callado hasta que ella se entregó sin saber a él. Sin saber que pasaría después, sin saber si él la correspondería…pero su amor era tan inevitable como respirar. Deseó el  mismo tipo de amor para Ezgi y cuando está la miró con estrellas en los ojos después de ver por la ventana que ya llegaba Aksak, supo que así sería.

Ezgi estaba preciosa en su vestido de novia, era un diseño hermoso que realzaba su belleza. Muy sencillo el modelo era palabra de honor con escote corazón, en blanco roto el tejido adamascado hacía  un intricado diseño floral que se ajustaba a su cuerpo como una segunda piel acabando en forma de sirena con una cola no demasiado larga lo que facilitaba el movimiento. La novia había decidido dejar su melena suelta peinada hacía un lado y como tocado llevaba el regalo de Yaman y Seher. Era una hermosa peineta que recreaba una hermosa filigrana de flores y hojas en plata y zafiros.

Las dos amigas, más que eso, hermanas se abrazaron frente al espejo tras la colocación del tocado por parte de Seher.

- Sabes que aquí siempre tendrás tu casa ¿verdad?- dijo Seher conteniendo las lágrimas.

- Lo se hermana… – una sonrisa escapó de los labios de Ezgi – Sabes siempre pensé que yo sería quien te lo diría…después de todo soy nueve meses mayor que tú.

- Sí, definitivamente eres mucho mayor que yo…- y volviéndose a poner seria Seher dijo- Nunca dudes de que tienes una familia aquí para todo, sólo quería que lo fijaras en tu mente, te queremos.

- Lo se…- las lágrimas amenazaron nuevamente con hacer su aparición y Ezgi se empezó a dar aire con las manos.

- No voy a llorar o me convertiré en un mapache de nariz roja, y cuando Aksak me vea se dará media vuelta.

Ya recompuestas de la charla emocional las dos hermanas se dispusieron a bajar a la entrada de la casa donde las esperaban sus hombres.

Dos pares de ojos se quedaron deslumbrados cuando ellas empezaron a bajar las escaleras. Los azules no podían apartarse de la deslumbrante novia y los negros de la dama de honor que la precedía enfundada en un vestido azul eléctrico palabra de honor con escote en forma de corazón, similar al de la novia, ajustado al cuerpo y que terminaba en la rodilla.

Aksak y Ezgi no se dirigieron la palabra, su conversación se mantuvo en silencio y fueron sus miradas quienes lo dijeron todo hasta que Aksak tendió la mano a su novia y ella la tomó. La acercó a él y la besó delicadamente en la mejilla aunque se acercó a la comisura de su boca cuanto le fue posible frente a tantos  testigos. Discretamente el novio miró el reloj...y deseó con la misma intensidad detener el tiempo, tanto como hacer que las manillas dieran la hora en la que se quedaran solos por fin y todo hubiese terminado.


Comentarios

  1. como todos los demás espectacular tu manera de sentir y escribir tan bonito relato...

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  2. Tengo muchas expectativas de esta boda. Se me hacen cortitos los capítulos. Gracias por regalarme tan linda Historia 🇻🇪🇨🇴💞

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  3. Una preciosa estampa familiar. Me ha gustado mucho este capítulo, pero eso no es novedad. Ahora nos queda esperar el siguiente.

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  4. Me encanta cada uno de tus capítulos, me tienes enamorada, besitos

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  5. Si es que sabes conobhacernos felices.. muy felices!! Que bonita imagen de la familia kirimli.. aunque sigue faltando una princesa para derretir aun mas al padre!

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  6. Por un lado tengo ganas de saber cómo continúa...el bodorrio..la noche de bodas😉, la celebración de los Kirimli....pero por otro me temo que se está terminando y me da pena...pero me encanta....que la brisa de galerna no termine!!!!

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  7. Me encanta todo y no quiero que se acabe! 😔😭😭😭

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  8. Me encanta y no quiero que se acabe! 😔😭😭😭

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