LA CHICA DE LOS OJOS VERDES (Tercera parte)





La chica de los ojos verdes (Tercera parte)

Este era sin lugar a dudas el mejor sueño que había tenido Yaman en su vida, eso pensaba, mientras sentía el calor del cuerpo de su chica de ojos verdes contra el pecho desnudo. Y ese era sólo el principio de las sensaciones, su suave piel y la sedosidad fresca de su camisón de satén también las percibía con claridad… después…el olor, era embriagador mucho más intenso de lo que sus pobres sentidos recordaban de su encuentro en el ascensor. Incluso notaba su aliento cosquillear en su pecho mientras él enredaba su suave pelo entre los dedos.

- Podría quedarme así toda la vida…¿lo sabías?, le susurró Yaman a Seher con voz queda.

Esa voz ronca y melosa en un tono casi suspirado, hizo que a Seher se le erizara todo el vello del cuerpo como si una corriente de aire frío la hubiese tocado en el centro de su ser, con la diferencia de que en lugar de congelarla la había incendiado. No podía contestar, su voz se había perdido en algún lugar que no conseguía recordar y sólo un pensamiento…bastante alarmante acudió a su mente, “ Yo también…”. Esa fue la respuesta que no dieron sus labios pero sí su corazón. 

Los labios de Yaman retomaron nuevamente el recorrido que comenzaron en el ascensor tres días atrás…primero su cuello, luego su mejilla y finalmente su boca. Comenzó con pequeños besos cortos como quien prueba la temperatura de la exquisitez que piensa devorar para no quemarse los labios y para no estropear su textura. 

Un beso, dos besos, tres besos…al tercero ella le salió al encuentro y su tímida reacción le arrancó a Yaman un gruñido de satisfacción, el del guerrero que guía y finalmente es seguido. Ese pequeño sonido despertó  un poco a Seher que se intentó retirar, consciente por un instante de la locura en la que se encontraba inmersa…pero él no la dejó ir…la apretó más si cabe contra su cuerpo y susurró contra sus labios,

- No te vayas…por favor…aún no…falta mucho para el amanecer, sé mi sol de media noche.  Llevo helado toda mi vida y sólo tú me has hecho conocer el calor…quédate…sólo necesito abrazarte…entibias mi alma…sólo un beso más…por favor…

Seher escuchó su desesperada súplica. Envuelta en su calor,  se dio cuenta de que él también calentaba su alma…era una locura…pero no se pudo negar y cuando sintió que él iba a volver a hablar lo calló con sus labios.

 Era la primera vez que besaba a un hombre, no sabía besar…así que imitó los cortos besos que hacía unos instantes él le diera. Yaman se dejó besar una vez, dos veces, tres veces y al tercero arrasó su boca tomando el control del beso y de todo lo que ella le daba. 

La enseñó a respirar en su boca y a probar su sabor con la lengua. La besó lo que pareció una eternidad y un sólo segundo a la vez. La necesidad aumentó y quiso más mucho más que un beso…una de sus manos se deslizó por su cuerpo hasta su trasero dónde presionó su tersa redondez para acercarla a su palpitante erección. 

Cuando Seher sintió la mano de Yaman en su trasero y luego su virilidad clavarse en su vientre, se asustó. No estaba preparada para esto y puso las manos sobre el pecho del hombre en clara señal de negación. Él  paró, pero siguió sin dejarla apartarse de él.

- Esta bien, no te vayas…sólo déjame abrazarte…sólo necesito sentirte…¿te quedarás mi chica de ojos verdes?

Una nueva suplica, y  nuevamente ella no se pudo negar. Tomada la decisión se suavizó entre sus brazos, él entendió su aceptación y la acomodó sobre su pecho, relajándose a su vez. Mientras Seher escuchaba calmarse poco a poco el latir del corazón de él, fue consciente de varias cosas a la vez:

Primera: Este hombre era peligroso.

Segunda: No sabía decirle que no.

Tercera: Este hombre era quien le robó el aliento…y no podía ser otro que Yaman Kirimli.

La cadencia de la respiración de Yaman le decía a Seher que él estaba dormido. Intentó moverse para tratar de marcharse pero los férreos brazos de él no la dejaron moverse. Debía esperar un poco más a que él estuviese más profundamente dormido para salir de su cama y de la habitación sin despertarlo.

Comenzó a pensar en lo que habían  vivido juntos desde que sus miradas se cruzaran por primera vez en aquel pasillo. Ella no sabía quien era él, muchos hombres intimidantes habían pasado por allí aquel día y ella no conocía su aspecto físico. Después de lo del ascensor se asustó, pero no de él…sino de ella…De la reacción de su cuerpo por un desconocido y su completa entrega a él. Sólo pudo salir corriendo en un segundo de lucidez y lo que había sucedido ahora…era otra locura. No entendía que sucedía, parecía estar destinada a este hombre…más aún las mujeres de su familia parecían estar destinadas a los Kirimli a juzgar por lo que vivió su hermana…

Yaman se movió acomodando nuevamente la postura de ambos con una coordinación tal que quedaron perfectamente acoplados como si llevasen acostándose juntos toda una vida. El aroma de Yaman embriagó a Seher nuevamente como le sucediera días atrás. Cálida, segura y cómoda cómo nunca se había sentido, la venció el sueño y se quedó dormida.

Un brillante rayo de sol incidía sobre los ojos de Yaman despertándolo. La noche antes en su cansancio, tras la deliciosa comida y un analgésico sólo quería dormir, olvidándose de correr las cortinas. Quería seguir durmiendo, porque quería que ella no se fuese…aun sentía su pelo en la cara y percibía su aroma a vainilla. De repente alguien se removió a su lado, el cabello de ella le hizo cosquillas en la nariz y  cuando giró su cabeza allí estaba, mirándolo…bueno en realidad no lo miraba…sus ojos estaban cerrados ya que estaba dormida. No necesitaba que ella abriese los ojos para saber exactamente como eran…sabía perfectamente como eran porque llevaba soñando con ellos tres noches…aunque lo de anoche no fue un sueño…fue real…fue un milagro…pero…¿cómo?

Yaman la miró a placer memorizando cada detalle y cada imperfección mínima que pudo distinguir en su hermoso rostro. Poco a poco los recuerdos de lo sucedido la noche anterior fueron haciéndose presentes en su memoria. Incluidas sus propias súplicas...pero no se arrepintió de éstas más bien se regocijó por ellas…habían funcionado y ella estaba ahora allí gracias a eso. Su ángel particular se volvió a mover para acurrucarse en su pecho en busca de su calor…él la recibió gustoso. El contacto de su piel lo hizo rememorar el beso…los besos… de la noche antes, haciendo que otros instintos muy primarios comenzaran nuevamente a tomar el control de su voluntad. No pudo ni quiso evitar dejar un suave beso en sus labios dormidos. Ella le respondió con un dulce suspiro y metió su pierna entre las suyas buscado estar más cerca de él aún dormida. Yaman con la sangre bombeando ya es sus venas tomó varias decisiones;

Primera : No sabía quien era ella, ni cómo había llegado ahí pero lo averiguaría ese mismo día.

Segunda: No le importaban en absoluto el cómo  ni él porqué ella había entrado en su vida, estaba y ya no se iría.

Tercero: Ella era suya.

Algo le hacía cosquillas a Seher en el cuello, era una sensación maravillosa…eran besos, y el aliento de unos labios que refrescaban el ardor que dejaban a su paso. Sonrió todavía casi dormida y esos labios se apoderaron de su sonrisa. 

De improviso una voz infantil penetró en la mente de Seher,

- Tía…¿porqué te esta besando  mi tío?

Las palabras de Yusuf congelaron en el momento tanto a Seher como a Yaman…Éste último más despierto, ató cabos rápidamente con su afilada percepción consiguiendo al fin respuestas deseadas.

 Ella era Seher la hermana pequeña de su cuñada. Había estado en la empresa para hablar con él pero no la recibió. Ayer por fin él había dado su autorización para que ella tuviese acceso a la mansión y bueno…no sabía cómo había acabado ella exactamente en su habitación…pero sí recordaba como la mantuvo en la cama…

Los hermosos ojos verdes lo miraron llenos de pánico, él no pudo evitar darle un pequeño beso tranquilizador en la punta de la nariz y se volvió hacia la puerta manteniéndola así a ella oculta tras su espalda de la vista de Yusuf y Cenger.

- Mi pequeño fuego, esto…yo besaba a tu tía para darle los buenos días.

Una tos muy parecida a una carcajada escapó del mayordomo, cuyos ojos brillaban de diversión. Yaman le lanzó una mirada de reprimenda a su amigo y empleado, que perdió convicción ya que una sonrisa se le escapó también.

Cenger de repente compadecido de la joven tomó la mano de Yusuf y tirando de él para sacarlo de la habitación  le dijo.

- Señorito bajemos al desayuno y dejemos que sus tíos terminen de… darse los buenos días, antes de unirse a nosotros.


Continuará…




Comentarios

  1. Que maravillaaaaa. Ahhhhhh envidia total a Seher de nuevo. Y que distinto y mucho mejor hubiese sido Emanet si hubiese empezado así....me encantaaaaaaa la directa directa, se que invertir un buen tiempo en escribir. Pero se me hace taaan corto...eso es señal de buena calidad en la escritura. 😍😍😍😍😍😍

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  2. Ya piel de gallina ♥️♥️♥️ Taquicardia emoción ♥️♥️♥️

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  3. Tienes un talento innato para escribir, maravilloso, a esperar el siguiente

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  4. Esto si que es la version perfecta de Emanet.. que bonita.. muero de amor!

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  5. 😂😂😘😍😘😘eso si son unos buenos dias y en la noche un dulce y maravilloso sueño . Estupendo Laura yo cada vez mas in love💘💘💖💖♥️

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  6. Buenísimo, excelente. Que creatividad e imaginación dejas volar para esta hermosísima historia. Wuau, ufff!!!!/Neyda🇻🇪🇨🇴💞

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  7. Hay ppr favor, imposible que no gustara, me encanta, perfectooooooo ainsssssss 🥰🥰🥰🥰😙

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