EL RATONCITO (Capítulo 6)

 





Capítulo 6

El salón de congresos de la universidad estaba hasta los topes. Los distintos invitados vestidos de mil colores contrastaban y hacían resaltar más a los flamantes graduados con sus togas negras, que iban arriba y abajo entre la multitud. Yaman, Sila y Leila llegaron al lugar y se sorprendieron ya que no esperaban semejante gentío. Buscaron un lugar entre los asientos desde donde tener una buena vista del  escenario y esperaron el comienzo del acto. 

Yaman hacía un par de horas había llamado a Seher y le había ofrecido recogerla de su casa para ir juntos a la  universidad. Ella se había negado ya que al ser graduada con honores tenía que estar allí bastante temprano para ayudar en la organización. Fue entonces cuando Yaman pensó que a este tipo de eventos acudía siempre la familia de los graduados, pero su ratoncito no tenía a  nadie…bueno no tenía… ahora lo tenía a él, y a Sila y a Leila…así que avisó a esta última para que se arreglase y prepararon a Sila para darle una sorpresa.

Seher se asomó entre las cortinas del escenario intentando localizar a Yaman entre la multitud pero le fue imposible. El auditorio estaba abarrotado y las pocas palabras que tenía que decir la ponían nerviosa. Había intentado evitarlo pero el rector había sido tajante, el mejor de la promoción tenía el privilegio y la obligación de dirigirse en tan solemne momento a los asistentes y no había más que discutir. Afortunadamente no tenía que ser un discurso largo, tan solo unas palabras y todo habría acabado…luego vendría la cena…con él y eso sin duda la ponía más nerviosa que todo lo demás.

Tres guiños de luz avisaron  a los presentes de que era el momento de tomar los respectivos asientos, tanto los graduados como los invitados. En breves instantes comenzaría la el acto tras el cual los nuevos educadores infantiles estarían listos para unirse a los  ejércitos de la docencia.

El rector fue el primero  en hablar agradeciendo la presencia a los  asistentes y felicitando a los estudiantes por haber finalizado sus estudios. Tras esto dio paso a la alumna más brillante de la promoción la señorita Seher Yildiz para decir unas palabra.

El corazón de Seher no estaba en su lugar sino más bien en su garganta, cuando se acercó al atril entre aplausos levantó la vista hacía la gente y vio a tres personas de pie aplaudiendo con más fuerza que los demás…el nudo en el pecho se apretó aun más fuerte. Todos habían ido a acompañarla en uno de los días más  importantes de su vida. Esa pequeña nube de soledad con la  que se había acostumbrado a vivir se disipó de repente. No estaba sola…

A Yaman le dolían las manos de aplaudir tan fuerte, su ratoncito  era la mejor de entre los doscientos cincuenta graduados que allí había. Y lo había conseguido sola, sin ayuda de nadie…el sentimiento de orgullo le iba a salir por encima de la cabeza. Su chica era especial…y sí, era suya…o lo sería… 

Seher dirigió unas palabras de agradecimiento a todo el claustro de profesores y palabras de ánimo y buenos deseos a sus compañeros. Tras esto se entregaron los diplomas y la graduación se dio por finalizada bajo una lluvia de birretes negros.  Entonces comenzó su aventura para intentar llegar hasta los suyos. Le costó trabajo  ya que fue detenida multitud de veces por compañeros y profesores para felicitarla hasta que por fin llegó hasta ellos. 

Se habían puesto muy elegantes, Leila estaba muy guapa con un conjunto de dos piezas en tonos malva, a la pequeña le habían puesto un vestido rojo con mucho vuelo y un lazo a juego en sus preciosos rizos, era una autentica muñeca que se lanzó a sus brazos en cuanto la vio. Ya con la niña en brazos se atrevió a mirar a Yaman…cortaba la respiración, se había arreglado muy cuidadosamente la barba y se había esmerado con el peinado, llevaba puesto un pantalón color beige tipo chino, una camisa blanca sin corbata y una chaqueta de sport azul celeste.

- ¡Menuda sorpresa me habéis dado!.- dijo Seher muy emocionada.

- ¿No pensarías ni por un instante que te íbamos a dejar sola en un  día tan especial no?.- le dijo Leila con cariño.

- Yo…estoy acostumbrada a hacerlo toda sola…pero estoy feliz de que estéis aquí conmigo…

Yaman la miraba debatiéndose  en tomarle la mano o abrazarla cuando un hombre de unos cuarenta años y de traje chaqueta se acercó a ellos y miró con sorpresa a Seher con la niña en brazos. Su mirada especulativa voló de la niña a Yaman y de vuelta a Seher.

- Seher enhorabuena, lo conseguiste… y con honores no esperaba menos de ti. 

Tras decir esto se volvió hacia Leila y Yaman y se presentó extendiendo la mano para presentarse.

- Buenas tardes, soy Selim Ozcaya profesor…bueno antiguo profesor ya de Seher. 

- Profesor ellos son mis…amigos Yaman, la señora Leila y la pequeña Sila.

Yaman vio claramente el brillo retornar a los ojos del profesor cuando Seher dijo amigos…Él se tenía por un hombre civilizado pero en esos instantes su civilización estaba a punto de salir por la puerta…Sin ser  consciente del peligro presente el hombre siguió hablando.

- Un placer conocerlos, Seher …¿vendrás a la cena? Espero no oír un no por respuesta esta vez…

Esto era el colmo, obviamente el tipo éste ya había invitado salir a Seher anteriormente, y ella se había negado*Gracias a Dios*. Ella era suya, quiso gritarlo en la cara de aquel guaperas trajeado pero no podía. Seher estaba asustada de su relación desde el primer momento, había decidido ir poco a poco …dejar que ella se diese cuenta de cuan serio era. El problema era que no había contado con el resto del mundo…No había considerado que otros hombres podrían estar al acecho. Desde luego su ratoncita era experta en pasar desapercibida, pero cualquier hombre inteligente y con ojos en la cara que la hubiese mirado dos veces hubiese caído a sus pies. Bueno estaba claro que tenía que espabilar y si ella se asustaba ya pensaría en algo. Así que dio un paso hacía Seher, la tomó por la cintura y la acercó a su cuerpo mientras le contestaba al profesor.

- Claro que iremos a la cena, ¿verdad cariño?

Seher se quedó sin palabras, con la niña en los brazos y sintiendo a través de las finas capas de satén de su vestido y la toga, el calor volcánico que irradiaba el cuerpo y la mano de Yaman. Recordó aquella primera noche como una ola que la envolvía y se sintió sofocada…los dos hombres esperaban su respuesta y ella había perdido la voz por lo que solo pudo mirar a Yaman y responder con un -aja- apenas susurrado. Pero que fue suficiente para Yaman que la recompensó apretándola más contra si. El profesor pareció entender también y se despidió rápidamente y se marchó.

Tras eso Seher buscó los ojos de Yaman buscando algún tipo de respuesta a su comportamiento, pero en ellos solo vio triunfo. Leila cogió a la pequeña Sila de sus brazos casi sin que ella se diera cuenta ya que seguía mirando a Yaman.

- Bueno chicos nosotras nos vamos, esta pequeña señorita tiene sueño y hambre…

Las palabras de Leila los hicieron reaccionar y siguieron a la mujer fuera del salón a la calle para ayudarla a buscar un taxi.

Ya subida al taxi Leila se despidió de ellos y les dijo que lo pasaran bien. Entonces Seher le pidió un  favor a Leila… Se quitó la toga y se la tendió a la mujer para que se la llevara a casa. 

Seher observó el taxi alejándose de ellos mientras las despedía con la mano, cuando ya se perdieron de vista se volvió hacia Yaman con una sonrisa…

*Joder, joder, joder…estoy en problemas…muchos problemas*, estas palabras se repetían una y otra vez en la cabeza de Yaman desde el instante en el que ella se había quitado la toga… 

Ante él se revelaba una Seher que no había visto nunca, hoy cuando ella  llegó ya le había noqueado con el maquillaje y el recogido que dejaban al descubierto su bonito cuello pero no había pensado en que habría debajo de la toga…Ella solía vestir vaqueros y jerséis o camisas anchas, de acuerdo, recordaba perfectamente ese cuerpo que pudo acariciar aquella gloriosa noche pero una cosa era recordar y otra ver lo que sus manos habían tocado…

Seher tenía un cuerpo hecho para el pecado…pechos voluptuosos, una fina cintura y un trasero colosal acompañados de unas esbeltas piernas…llevaba un vestido de satén azul cielo muy sencillo, de finos tirantes que dejaban al descubierto toda la espalda, era corto por lo que lucia sus  torneadas piernas resaltadas por unos estiletos de color plata bastante altos y con los que caminaba con sorprendente desenvoltura para una chica a la  que siempre había visto con botas y tenis.  

Ella se dio finalmente la vuelta, le sonrió justo en el momento en el que una ráfaga de viento llevó un mechón de su cabello hacía su cara, ella lo retiró sin dejar de sonreírle y le preguntó.

- ¿Nos vamos?  

Yaman no podía contestar así que hizo lo único que su trastornado cerebro atinó a hacer…extendió su mano hacía ella y esperó a que ella la tomara.

Seher miró su mano extendida y no se  lo pensó, la cogió y comenzaron a andar. El restaurante estaba muy cerca por lo que no era necesario tomar un taxi. Caminaron juntos en silencio mientras la tarde daba paso al anochecer. Al llegar a la puerta del restaurante se encontraron con un grupo de gente a la entrada, esperaban a ser acompañado a sus respectivas mesas y mientras esperaban Seher se dio cuenta de que la mano de Yaman estaba bastante fría…eso le resultó de repente extraño ya que recordó lo caliente que estaba esa mano un rato antes cuando la tomó de la cintura. Preocupada se puso frente a él y notó que sus pómulos estaban sonrojados, con la mano tocó su frente y la notó caliente aunque no demasiado.

- ¿Yaman…te encuentras bien? Tus manos están heladas pero estás sonrojado…

- Estoy bien, no te preocupes. Esta es tu gran noche.

- ¿Estas seguro? Podemos irnos a casa si no te sientes bien.

- Voy un segundo al baño y enseguida vuelvo, no te preocupes más.

Yaman aprovechó que una compañera de clase de Seher se había acercado a charlar con ella  para irse sin dejarla sola. Cuando entró al baño lo primero que hizo fue refrescarse la cara…tenía que serenarse...estaba tan excitado que la pobre Seher había pensado que estaba enfermo…bueno no tenía ninguna enfermedad pero definitivamente si tenía dolor…No tenía muy claro como aguantaría la noche pero algo se le ocurriría. Era un hombre hecho y derecho no un adolescente con las hormonas revolucionadas…o eso esperaba.

Cuando  volvió a la cola, la chica con la que hablaba Seher le dijo,

- Bueno ya esta aquí tu novio así que te dejo.- y con un adiós se marchó.

Seher se volvió hacía Yaman muerta de vergüenza y le dijo.

- Esto…yo no le he dicho nada…pensó que eras mi novio…

Yaman volvió a tomarla de la mano cortando su explicación y le replicó,

- Bien, por mi es perfecto.

- Pero creo que no has entendido..

- Ella cree que soy tu novio, el hombre por el que suspiras, quien tiene derecho a tocarte, tu amante…lo entiendo bien…y me parece perfecto…¿tú lo entiendes?

Seher se había quedado sin palabras y se libró de contestar porque justo en ese  momento apareció el camarero que los acompañó a su mesa. La velada fue interesante y divertida sus compañeros de mesa eran un grupo alegre y hablador que amenizaron la comida entre bromas y anécdotas de los años pasados de estudios. No dio lugar a hablar de nada personal lo que  Seher agradeció porque estaba hecha un lio. 

Yaman desde aquella noche no había hecho ningún movimiento para intentar algo con ella. Era cortes y atento, la acercaba a casa por las noches hablaban de la niña y de la planificación de tareas y de que tal había ido su día y se despedían con un adiós y poco más. Se habían convertido en amigos, sabían el uno de la vida del otro pero nada más…hasta hoy. Al verla acompañada por primera vez sus compañeros y profesores habían pensado claro esta  que él era algo más que su amigo y él había seguido el juego. Claro que sí, era eso, él no era hombre de dar muchas explicaciones y había dejado a la gente pensar lo que quisieran. Esta conclusión era la explicación más lógica y la ayudó a relajarse y a disfrutar la cena.

Yaman miró con una sonrisa a Seher dormida sobre su hombro en el taxi que los llevaba a casa de ella. Obviamente ella no tenía aguante alguno con el alcohol, solo había tomado tres copas de vino, pero estaba claro que dos era  su tope. Seher achispada era muy risueña  y bromista y de ese humor había estado después de la fatídica tercera copa. Cuando la vio con ojos dormilones y sonrojada miró al resto de los comensales y se despidió de ellos alegando que ya era hora de volver a casa. En el taxi se acercó a él y se acurrucó a su costado, le pareció entender que ella le dijo que él era su sol particular, le gustó la comparación aunque el quería ser no solo su sol, sino todo su universo…

Continuará…


Comentarios

  1. Excelente, muy bien llevada la Historia. Felicitaciones!!!!!?

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  2. Amoooooo esta saga ♥️♥️♥️♥️

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  3. Molto bello, e aspetto con ansia il resto 😘

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  4. Respuestas
    1. Te echaba de menos y muy mucho tus relatos...no me conformo solo con los comentarios de la serie...🤷🏻‍♀️🌬💋💋💋

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  5. Esperando con ancias el 7 amiga lauris eres una romantica hasta no poder

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  6. Laurita anciosa por leer el numero 7 ya

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  7. Laurita por duos me.tienes peor que yaman con la continuidad de la historia..... Jejejeje cariños gianni

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