NO HAY FLOR SIN ESPINAS (Capítulo 10)

Capítulo 10  

Faltaron las palabras

Volvían a conversar sin palabras, pensó Seher mientras contemplaba los ojos de su marido. Esa conexión se había vuelto extremadamente dolorosa en los últimos tiempos. Él había estado muy enfadado con ella, pero no sabía la razón y esta invisible y extraña conexión que ellos habían creado había hecho que ella no sólo sintiera su propio dolor sino también el de él.

 Afortunadamente en este momento, en el que amanecía un nuevo día, también parecía que comenzaba una nueva realidad para ellos. Habían reinventado tantas veces su relación que ya no se sorprendía por ello. Se merecían felicidad y la conseguirían.

Seher abandonó los ojos de su marido y apoyó la mejilla sobre su corazón, el ritmo de éste era fuerte y estable. Ella comenzó a acariciar distraídamente su pecho, le gustaba su piel, su textura, el suave vello que lo salpicaba ….el corazón de Yaman se aceleró con sus suaves caricias y ella se sintió poderosa, al poder controlar un órgano sobre el que él mismo no tenía control, sólo con el roce de sus dedos. 

Yaman disfrutaba de el toque de su esposa, había fantaseado más veces de las que podía recordar con que ella lo tocara así …y poder tocarla él …Ya incluso en el primer instante en que la vio…allí en la casa de su padre,  después de echar la puerta abajo para recuperar lo que ella le había robado.

 Estaba tan enfadado…aquella chica insignificante que sólo conocía por una foto, se había atrevido a ir a su casa y llevarse su más preciado tesoro su legado. La arrinconó con su cuerpo contra la pared consciente de que su estatura y envergadura la asustarían y al principio lo logró…pero después ella hizo lo impensable… lo miró directamente a los ojos, sin miedo desafiando su voluntad, pocos se habían atrevido a eso... Fue como ser golpeado con una bala de cañón en el centro del pecho y sólo deseo poder tocarla para comprobar que era real, besarla para marcarla como suya y a continuación llevarla a algún lugar abandonando donde sólo estuviesen ellos dos, lejos de todo y todos…. 

Le costó Dios y ayuda aquel día apartarse de ella, todavía hoy pervivía en él esa compulsión. De hecho cientos de veces ese deseo de tomarla y llevársela sólo para él había sido tan intensa que lo dejaba sin respiración …el hecho de tenerla ahora mismo así desnuda en su cama solo hacía que quisiera más, él era experto en querer más …y finalmente no sólo tendría más de ella, lo tendría todo.

Las caricias de Seher gradualmente se hicieron más atrevidas. Tentativamente empezó a acariciar sus pezones, primero con las yemas de los dedos y al erizarse por sus caricias empezó a utilizar las uñas sobre los endurecidos botones. El pulso de Yaman empezó a dispararse, ella al notarlo volvió sus ojos hacia él, mientras continuaba con sus caricias y le preguntó;

- ¿Esto te gusta?....la pregunta fue como un ronroneo.

La erección de Yaman saltó en respuesta, y sólo pudo contestar con un  asentimiento mientras miraba a su mujer cada vez más excitado. Entonces Seher bajó la cabeza y tomó uno de sus pezones en los labios lo succionó suavemente, jugó con su lengua y finalmente lo mordió.

 Hasta aquí llegó él, la urgencia por estar dentro de ella lo dominó de tal manera que en un segundo la tomó por la cintura y la puso a horcajadas sobre él. Yaman observó la gloriosa imagen de ella sobre él, totalmente  abierta para recibirlo. Su hermoso cabello rizado parecía estar en llamas por la luz del sol que lo iluminaba desde atrás. Él fue subiendo las manos acariciándola desde su cintura hasta sus pechos que comenzó a acariciar, tal como ella había hecho con los suyos unos minutos antes. La excitación de ambos iba en aumento Seher se dejó caer hacia delante buscando su boca y él  la besó. Aprovechó la postura para empezar a penetrarla, porque para ser honesto consigo mismo ya no aguantaría mucho más. Seher sólo con respirar cerca de él  ya lo ponía duro y su resistencia era casi nula. Cuando empezó a entrar en ella le dijo.

- ¡Mírame!…no apartes tus ojos de los míos.

Seher obedeció y abrió sus ojos clavándolos en los suyos, como ya sabía él, estos habían tomado ese maravilloso color turquesa que delataba su excitación. Y ya con las miradas enlazadas comenzó a moverse para llevarlos a ambos al éxtasis. En esta ocasión cuando llegaron al orgasmo fue diferente, ninguno apartó los ojos del otro y fue tan intenso que les erizo la piel de todo el cuerpo. 

Ambos lo supieron, pero de repente faltaron las palabras… esas palabras tan poderosas que podían levantar o destruir imperios. Las palabras no abandonaron sus labios porque viajaron a través de sus ojos, del verde turquesa del  mar del caribe mas cálido al negro más intenso de una rara perla, que  a partir de ese momento habitaba en ese mar…quizás siempre había pertenecido a él sin saberlo.

Todavía unidos de la forma más intima posible se miraron un rato más fascinados y asustados de la intensidad de sus sentimientos. Hasta que Yaman notó un escalofrío en ella entonces la devolvió a la cama, la puso de espaldas a él y la pegó a su cuerpo. Los tapó a ambos con las mantas y la abrazó.

 Permanecieron así largo rato, Seher pensó que él se había dormido pero de repente él acercó la boca a su oreja y le susurró tan bajito que a ella casi le pareció un sueño;

- No me abandones…

El corazón de Seher se paró en ese instante y luego volvió a latir con un compas desconocido para ella, porque entendió que ese era un te quiero. Ese hombre cabezota y malhumorado, con el que llevaba meses tratando de entenderse. Ese hombre que guardaba su corazón bajo mil llaves. Ese hombre capaz de lo peor y capaz de dar su vida por una casi extraña. Ese hombre roto y desconfiado, por mil golpes recibidos de la vida, le susurraba su mayor miedo.. y aun sabiendo que sellaba su destino…le contestó  con un suspiro, 

- Nunca…